Adiós al mito de que la carne de vacuno no marida con el vino blanco


Hoy os traemos un tema controvertido y, a la vez, absolutamente fascinante. El maridaje, el arte de encontrar el equilibrio perfecto entre alimento y vino, es algo que queda muchas veces olvidado y no le prestamos la importancia que merece. Porque, queridos amigos, no somos conscientes de lo que puede ganar un plato si este encaja en perfecta armonía con un exquisito vino.

Por eso, en este artículo nos hemos propuesto daros las claves básicas del maridaje de la carne de vacuno. Y para tratar de conocer un poco más de cerca este proceso tan interesante, hemos pedido opinión y consejo a la reputada sumiller Eva Pizarro, quien apuesta por, por qué no, atrevernos a combinar nuestra comida favorita con caldos menos tintos.

 

 

 

 

 

 

 

 

Tipos de maridaje.

“No hay una regla fija”, insiste Eva. Al contrario, asegura, “hay muchas vías por las que nos podemos guiar para maridar”. Así, nos habla del maridaje aromático, en el que vino y plato comparten los mismos matices. Y del maridaje por texturas o el maridaje por contraste, en los que se presentan dos elementos aparentemente opuestos que, al unirlos, generan un sabor nuevo

Otros aspectos importantes a tener en cuenta es el tipo de elaboración de la carne que vayamos a disfrutar en ese momento. Es decir, no es lo mismo maridar carne cruda que si está hecha a la brasa o si es estofada, Puesto que, aunque sea el mismo producto, “sus características cambian”. Además de la elaboración, hay otros matices a tener en cuenta para elegir el vino perfecto para la carne de vacuno, como el tipo de maduración de la carne en cuestión o el tipo de corte.

Según todos estos puntos, elegiremos el vino que mejor se adapte a esas características.

Deshaciendo un mito

Pero, como anunciábamos al principio, aquí se trata de romper un mito bastante extendido, en el que nuestra sumiller es absolutamente apóstol: la creencia que relega a los vinos blancos solo para platos de pescado. Tenemos que tener en cuenta que existe una variedad muy amplia de vinos blancos. Los que son jóvenes tienen notas frescas, frutales y más acidez, por lo tanto, sí es verdad que no encajan muy bien con nuestros platos carnívoros por excelencia. Unos vinos que son los mejores para buscar la armonía perfecta con ensaladas, arroces de pescado o los platos propios de pescado. En definitiva, casan genial con un tipo de gastronomía fresca y menos elaborada.

Vayamos con el mito, o con su final, mejor dicho: las variedades de vinos blancos sobre lías, con crianza en barrica, o nuevas tendencias como la maceración con pieles son los perfectos indicados para desmentirlo, puesto que compaginan perfectamente con los platos de nuestra querida carne de vacuno.

Debido a la crianza, poseen sabores más complejos que aportan texturas en boca más untuosas, tal y como nos cuenta Eva Pizarro. “Esto hace que estén a la altura de platos con más enjundia como los de vacuno”.

Ejemplos

Recomendar vinos concretos es muy relativo porque, como ya hemos comentado, esto depende del tipo de carne. Pero, a grandes rasgos, elegiremos vinos de mayor crianza que tengan complejidad y texturas grasas.

En territorio nacional, Eva nos menciona los vinos blancos con crianza de Rioja, los reservas y los grandes reservas.
Si nos movemos al extranjero, a la zona francesa de Burdeos, encontraremos vinos blancos con más grasa, estructura y complejidad. Al igual que algunas uvas italianas, con una densidad más elevada y que serán sin duda, una buena elección.

Como curiosidad, Eva nos comenta que los vinos de climas frescos poseen una acidez más marcada, y los que provienen de climas mediterráneos, más cálidos, tienen más alcohol y cuerpo.

 

 

 

 

 

 

 

 

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